Desde mis balcones

Desde mis balcones

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Linda mañana. Como para leer el diario en el balcón. Se está bien acá. Son casi las ocho, el sol muestra su alegría, y una brisa tibia mueve las hojas de los árboles. En 3 de Febrero, hacia abajo y enfrente, hay uno más alto, distinto, que se eleva sobre los otros. Entre la luz y el vientito, se dibuja un brillo en las pequeñas hojas, que parecen miles de lentejuelas tratando de vestir el cielo.

¿Ese perrito estará solo? No. Allí está el dueño. Es un caniche blanco, y camina como si el mundo fuera suyo. De vez en cuando, echa hacia atrás una mirada altiva, como diciendo: seguime que yo sé lo que hago.

Las palomas ya empezaron su danza, las cotorras están discutiendo en el árbol del vecino, y Néstor ya tiene la calle barrida y limpita. Me ve en el balcón y me saluda .¿cómo está, señora? Yo bien ¿y tus chicos? Creciendo que da gusto. Me alegro.

Llegó Miga, me mira y se acomoda a mis pies. No dura mucho, se levanta de un salto y entra al living. Sin duda se levantó María Julia y empezará su rutina propia: desayuno en la terraza, tostada con queso crema, juego…¡cuántos quisieran tu vida de perro, Miga!

Ese nene que arrastra resignado su mochila-carrito va a llegar tarde al colegio. Tiene el uniforme del San Isidro, y la mamá lo lleva como barrilete, ¿Quién de los dos se habrá quedado dormido?

Se asomó Norma por esa puerta-verja de su casa que, cosa rara, se abre hacia fuera. Me ve y me hace señas. Me pregunta; ¿vino Rosa a tu casa? No, viene jueves o viernes. Ah, bueno.

Las alegrías del hogar de mis macetas están rozagantes. Me tengo que fijar cuándo hay que podarlas. Me da cosa cortarlas. Recuerdo que alguien me decía que dejaba que las plantas de su jardín del fondo crecieran como ellas lo querían. Bueno, cada cual ….

Este gomero necesita una buena poda. Antes podía ver la casa de la esquina de enfrente, amplia y bella casona que vi apenada cómo era reemplazada por cuatro casitas grises Bueno, “cambia, todo cambia”, dice la canción. Me consuela ver que en la esquina conservaron el ficus que Julio le regaló a Fernando. Era un gajito apenas, y hoy es un árbol que sigue creciendo. Veamos lo positivo: antes había lugar para una familia y ahora viven cuatro.

Mis balcones dan al sur y al oeste. Para un arquitecto, mala orientación. ¿Qué significa “mala orientación? Si me permiten asomarme al barrio, ver quién toca el timbre, saludar a mi gente cuando se va, tener aire y sol, ¿qué más?

«Siento que los recuerdos son como balcones…. uno se asoma y percibe, ve, evoca… no sé cómo llamar a esa forma de ensoñación en la que uno recupera trozos de vida.»

Siento que los recuerdos son como balcones…. uno se asoma y percibe, ve, evoca… no sé cómo llamar a esa forma de ensoñación en la que uno recupera trozos de vida. Y la magia del balcón mira hacia adentro y hacia fuera, y paredes y rincones son capaces de susurrar sentidos, significados que una abuela repite, quizás más de una vez, a hijos y nietos…..y biznietos.

Linda mañana……Amo a mi esquina…¿MI esquina? Sí, pero es para contar en otra ocasión.

……….Y en esta contemplación de pequeñas cosas, el diario quedó a un lado, y me pregunto: ¿por qué será que estos “día a día” no son noticia?

Beatriz G. Bartolini de Carriego

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